viernes, 17 de junio de 2022

Otoño de Burbujas 1

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Otoño de burbujas


 

Profesor Gerónimo del Ré

Mañana de otoño, nublada y fresca. Desperté con un sonido que irrumpió mi sueño. Me levanto y busco de dónde viene, mientras todos duermen. Miro por la ventana el lago y a los animales de siempre, las nutrias al sol y los gansos revoloteando sobre el agua.  Observo extasiado la belleza inquietante de la naturaleza frente a mí. Solo ese sonido que no puedo explicar y que escucho dentro de mi cabeza. Trato y trato de escuchar en el ambiente el ruido cotidiano, pero el tañido había sido silenciado, por el extraño sonido que no me dejaba oír.

Salgo y miro con atención ¿está lloviendo? No es eso. Alzo la mirada, ya más despierto, y alcanzo a contemplar esa llovizna de burbujas que caen, de diferentes tamaños, mientras que el reflejo de luz desnuda los diferentes tonos de colores.

Me pregunto desconcertado ¿qué pasa? ¿Solo yo lo veo y lo siento?

Las burbujas giran, chocan y estallan formando pequeños paréntesis de colores en el cielo.

Entendí que el sonido melódico que sentía era cuando las pompas, al chocar, producían una composición armónica.

Mientras trataba de entender, aparecen vórtices, remolinos oscuros de diferentes tamaños —no sé qué es—  solo siento que me hundo y toda mi realidad parece doblarse, como una hoja de papel, al medio y mi mundo con él. 

 

Desesperado, trato de despertar a mi familia, corro, corro y grito, pero no avanzo, ni me escuchan, mientras, se dobla la vida, el lago sube, el cielo se achica y mi casa se derrumba. Mi ser se sumerge, en varias realidades.

Nadie parece darse cuenta de lo que sucede. Ni siquiera los animales del lago. ¿Solo a mí?  Lo único que me sigue llegando es esa hermosa música que producen las burbujas al explotar y su zumbido, al caer, que llena de colores completando al unísono un momento de caos y paz, en el mismo instante.

 ¿Qué es? locura, realidad o sueño…

Rendido me dejo llevar, no sé a dónde. La única certeza que tengo es el tacto sutil y frágil de las pompas de colores y su música que me seducen.

La simple curiosidad del hombre de no poder entender lo inexplicable, de lo que estaba sucediendo.

 Ya vencido, cerré mis ojos, pero por fin una respuesta que resuelve todo de la manera más sencilla.

Siento el frío húmedo de una burbuja que cae en mi nariz, ese simple sentir mojado me hace abrir lentamente mis ojos, revelándose una imagen.

Es mi hija, que, con su beso en mi nariz, me despierta y dice «hola papá» Aplastado, acelerado, confundido, desperté, pero alegre de ver a mi princesa.

Sigo pensando qué fue, ¿realidad?, ¿sueño?, ¿ilusión? o un hito significativo de mi vida. No sé.

Pero sigo recordando esa hermosa mañana de otoño.

©Todos los derechos reservados

Papá

 Papá....

Las tertulias que no tuvimos,

sin respuestas que no atuvimos,

la entiendo hoy después de tanto tiempo,

que en tu angustia se palpó,

 y en tu rostro sin emoción,

 te sabías que ya no había ilusión.

 

 El recuerdo de tu cara se me perdió,

 solo en mis manos ese dolor accedió,

 a esas reminiscencias fantasmas,

 que cubrió tu cuerpo de espumas,

 que en bultos se transformó,

  fue cuando mi vida se esfumó.

 

Una huella tormentosa me dejo,

y en ningún momento se quejó,

solo unas lágrimas logro,

cuando él me miró,

que hasta la parca enmudeció,

 

porque su muerte la silencio.

 

Tu impaciencia como fuego,

 me demostró que tú ego,

como un viento te llevo,

todo esto me privó,

de tenerte a mi lado viejo,

esa fantasía de crecer con tu asemejo.

 

Tantas cosas te podría contar,

 sin saber por dónde empezar,

que a 33 años de tu partida,

supimos avanzar con egida,

pero nunca lloré ni encontré,

el momento para decirte:

                                    Papá te quiero.